Si te preguntase algo así como, ¿de que color crees tú que es la novela negra?, seguramente pensarías que se trata de una de esas preguntas-trampa y a tu memoria acudiría el famoso acertijo: «¿De qué color es el caballo blanco de Santiago?»
La respuesta no es tan sencilla. Resulta evidente el color del caballo de Santiago, pero no tanto el color de la novela negra; al menos, desde mi punto de vista.
No me gusta el negro. El negro representa a la noche y ésta se produce por la ausencia de luz. Si la luz desaparece, se lleva consigo la esperanza. No me gusta la noche.
Toda una inmensa gama de tonalidades comprendidas entre el blanco y el negro, permiten ser recorridas de forma permanente por una legión de mentes imaginativas buscando el color exacto para pintar su mundo de ficción. LEER MÁS.